MALA PRÁCTICA: #Covid19 y estigmatización social: Incluso cuando no pasa nada, nos vienen a buscar

por Enginyeria Sense Fronteres Illes Balears

miércoles 8 de abril de 2020

por Enginyeria Sense Fronteres Illes Balears

miércoles 8 de abril de 2020

Todas
quedamos en casa. Incluso las que no pueden
o tienen dificultad de
permanecer en ella. Pro qué no tienen. O por qué no suponen un
espacio de confort. Las casas, también pueden ser
espacios hostiles, desconectados del mundo digital y/o con otras
necesidades básicas no cubiertas. Reflexionamos en torno esto
mientras despertamos el domingo por la mañana con
un
artículo del diario Balear,
Última
Hora, “La policía toma Son Gotleu para evitar que sea una ciudad
“sin ley” en la cuarentena”
.
La noticia sale en
primera plana, con una foto grande que
ilustra la
Policía registrando a
vecinos del barrio a cara descubierta. Son
vecinos,
que
algunas conocemos.

Hace
días
ya
nos
hicimos
eco de una noticia similar.

El Barrio de Son Gotleu, uno de los barrios
más
estigmatizados y sometido a los procesos de marginalización social y
económica de Palma, también
era
usado
en beneficio de un periodismo poco riguroso y sensacionalista para
construir una narrativa que criminaliza el
empobrecimiento en estos
tiempos de excepcionalidad que estambre viviendo. Desgraciadamente,
esto es una tónica, es un patrón. En tiempo de crisis los
repuntes de los discursos del odio -acusadores,
criminalizadores, racistas-

funcionan como un proceso de segregación social que pretende
identificar, sino institucionalizar, la «imagen del otro» como la
imagen del perfecto enemigo o amenaza. Promover
la “imagen del otro” como
el natural agente de distorsión social y como agente «contaminador».
Con
todo
,
el ejercicio de una narrativa del poder en base a una superioridad
moral, cultura y clase.

Según
la noticia, el barrio de Son Gotleu, junto con La Soledad y Corea,
conforman “el eje del mal” de la ciudad de Palma, y por eso la
policía evita que la venta de drogas en ellos “no se
descontrole”. La noticia se divierte con las reacciones del
vecindario ante los controles y da por finalizada la redacción con
uno “cada loco cono su tema”. Además, como podemos ver, el
artículo, en un claro ejercicio racializador, no duda al denominar
el supuesto país de origen o la etnia de las personas que contactan
con los agentes, y lo hace en un tono irónico, de burla y
desconfianza. Paternalismo y caricatura al mismo tiempo.

Teniendo
en cuenta la situación de vulnerabilidad del barrio, son muchas las
preguntas que se nos acumulan. Preguntas que, quizás, el periodismo
no tiene en cuenta. ¿Somos conscientes del poder que tienen las
palabras? ¿Y del efecto multiplicador de los medios de comunicación?
Quién lee, ¿pensará que la noticia está redactada desde la
objetividad? ¿Se tiene en cuenta el efecto o impacto que tendrá una
noticia como esta sobre las personas que viven en el barrio? ¿Qué
pasa con las familias que han perdido sus trabajos? ¿O con las
familias que han migrado, están
lejos de casa y no tienen red? ¿Es que el
artículo
se interroga para investigar el porqué de las viviendas con
problemas de suministros? ¿O de los domicilios donde conviven
muchas personas? Por otro lado, ¿por
qué no se informa de las acciones socio-sanitarias que se activan
desde el Centro de Salud y de las acciones educativas que trabajan
para garantizar una formación y ocio que pueda hacer frente a la
brecha digital a la que muchas familias se ven somet
idas?

Así,
mientras algunas presumimos de reencontrarnos con la paz
en
nuestros hogares, otros tienen que defenderse ante la policía,
ante
la administración,
ante
los medios de comunicación, y de la vecindad (que somos nosotros y
nos hacemos eco del que leemos). Se tienen que defender de
comentarios xenófobos, clasistas, oportunistas y
descontexualizados
para vivir en la marginalidad donde
los
continuamos
situando.
Durante el estado de alarma, no es la primera vez que Son Gotleu se
ha convertido en blanco de críticas, escarnio público, y lugar
donde personificar diferentes prejuicios socioculturales. Y es que
parece que el periodismo nos viene a buscar, incluso cuando nada
pasa. Está claro que los conflictos y las drogas continúan en el
barrio; así como también las riquezas, el trabajo y el esfuerzo de
las diversidades que convivimos.

Cada
*loco cono su tema”.

* En la página «Visc a Son Gotleu»» podréis encontrar diferentes iniciativas que se llevan a cabo en el barrio y que desautorizan estos relatos tan tremendistas y sensacionalistas.

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