Tratando de reinventarnos en estos tiempos de confinamiento, la semana pasada hicimos nuestra primera sesión online de la Escuela de Activistas de la mano de La Jes de la iniciativa Sursiendo. Dinamizadas por esta experta en software libre y tecnopolítica y haciendo uso de una herramienta de videollamadas grupales de código abierto, 25 personas participamos de la formación mensual que ofrece ISF-MGI pero esta vez de un modo digital.
Y de un modo digital tratamos precisamente el tema de los derechos digitales y su vulneración en un estado de alarma. La situación de los derechos digitales en un momento como el que estamos viviendo es un tema de actualidad y de preocupación y por ello varios colectivos y entidades, desde Aministía Internacional a la European Digital Rights (EDRi), ya han escrito comunicados y manifiestos alertando sobre el tema.
Para situarnos, los derechos digitales son los derechos humanos en el ámbito digital. Son un ejemplo más de todos los derechos que estamos viendo violados durante estos días, como el derecho a la libertad de movimiento, el derecho de reunión o el derecho a una muerte digna. Sin embargo, con ellos se da una particularidad, al no sentir estos derechos digitales con el cuerpo o como parte de él, en muchas ocasiones parece que pasen desapercibidos, incluso a pesar de que nuestra privacidad y nuestra libertad de expresión estén en riesgo.
Quizá debido a esta inmaterialidad, vamos consintiendo que se violen, dando cada vez más datos privados o permitiendo nuestra geolocalización y el rastreo de nuestros movimientos, entre otros.
La situación actual de los derechos digitales está inmersa en una contextualización mayor que va más allá del ámbito digital. Porque partimos de una tecnología que es monopolítica, extractivista e intrusiva. De modo que podemos decir que la tecnología no es solo técnica, sino que la tecnología también es política. Y por lo tanto, se puede cambiar. Se puede optar por una tecnología transparente, proporcional, que vigile el virus y su expansión y no a las personas, colaborativa en vez de corporativa, transdisciplinar (por ejemplo las expertas en salud deben poder decir qué datos se necesitan y cuáles no), de código libre y descentralizada.
Y es que como dijo La Jes, el reto principal no es sólo combatir el capitalismo en sí, también el capitalismo en mi.
PD. Si quieres escuchar el audio de la sesión completa, lo puedes hacer desde aquí:
https://nube.isf.es/index.php/s/NsEqJG7YSR5pKNF
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